Cada hora desaparecen en México de 3 a 4 niños

En promedio, de tres a cuatro niños desaparecen cada hora en nuestro país, según las últimas cifras obtenidas por el Senado de la República.

Lo mismo si es secuestro o robo, sustracción ilegal, extravío o huida voluntaria, los padres afectados coinciden en que se trata del dolor más lacerante con el cual apenas es posible sobrevivir… Un dolor multiplicado ante la indiferencia e incapacidad de autoridades, en especial de la Procuraduría General de la República.

Aunque a principios del mes pasado el gobierno federal formalizó la inclusión de México al proyecto “Alerta Amber”, cuyo objetivo es conformar una red institucional para la búsqueda temprana y localización de menores, además del desdén de instancias policiales y ministeriales, el problema encierra falta de legislación en la materia y de una base de datos confiable, así como métodos sofisticados de enganche y rapto por parte del crimen organizado.

Hoy, señalan asociaciones y centros dedicados a la recuperación de víctimas, la mayor incidencia apunta a bebés y a chicas adolescentes a quienes se les sigue el rastro en células dedicadas a la trata de personas.

“El mayor número de reportes que nos llegan son de niños o bebés robados en hospitales y de jovencitas entre 12 y 18 años desaparecidas en diversos puntos del país, casi a diario nos enteramos de un caso de este tipo”, describe María Elena Solís, fundadora y presidenta de la Asociación Mexicana de Niños Robados y Desaparecidos, quien durante 15 años de trabajo ha ayudado a que más de mil niños regresen a sus hogares.

Las malas noticias llegan de todos los estados, de sur a norte, sin distinción.

DISFRAZ. Vete quitando las vendas de las piernas, voy a bañar al bebé y en un rato regreso por ti —dijo la mujer vestida de enfermera a Marisela García, originaría de El Águila, Veracruz, y quien horas antes había sido mamá por tercera vez; la primera, de un varón…

Era la madrugada del 9 de mayo de 2012 en el Hospital Regional de Poza Rica. Marisela interrumpió las caricias a su pequeño en brazos y lo entregó a quien, después se sabría, usó una bata de enfermería supuestamente pérdida entre el personal médico para consumar el robo.

Tras analizar en retrospectiva cada detalle de lo ocurrido, los  padres han acusado la participación delictiva de directivos y trabajadores del sanatorio, pero a pesar de datos y descripciones aportadas y a más de dos meses de la sustracción, la investigación en la Procuraduría estatal se mantiene estancada.

“Mi exigencia es que investiguen a todo el personal del hospital, ahí está el responsable, ¿por qué no hay vigilancia, por qué no hay cámaras?… Se trata de bebés, no de objetos”, señala entre suspiros doña Marisela.

Basa sus sospechas en la facilidad con la que la impostora ingresó al hospital y sala de maternidad, en declaraciones contradictorias de doctores y enfermeras, en la ausencia del personal de guardia al momento del robo, en la negativa a su esposo y madre para entrar a la visita, en la presencia extraña de una mujer vestida de civil un día antes de los hechos y en la famosa bata extraviada.

“Todo fue planeado, hubo acuerdos y no es la primera vez que pasa: con el mío, se han perdido cuatro recién nacidos en el mismo hospital, pero nadie dice nada porque tienen miedo”, revela.

Tras la desaparición, su esposo, don Onésimo Reyes de Luna, descubrió una puerta de cristal sin cerradura ni vigilancia que conducía al estacionamiento, la cual fue sellada hasta dos días después del robo. Aunque también él está convencido del contubernio, prefiere las súplicas: “Éramos felices hasta el momento en que se llevaron a mi niño, lo esperábamos con mucho amor y pido de corazón que me lo regresen, que no me maten de esta manera”.

SIN OFICIO. La insensibilidad y falta de coordinación entre autoridades investigadoras y compañías telefónicas para obtener el sabaneo de celulares —registro detallado de llamadas y mensajes enviados y entrantes— es una constante en los casos en los cuales las víctimas son adolescentes…

María Fernanda Tlapanco Uribe, una estudiante de secundaria de 14 años, desapareció la tarde del 19 de abril de la colonia Nativitas. La última vez que la vieron fue en una parada de autobús frente a su escuela.

A casi 90 días de la ausencia y tras una cascada de peticiones erróneas por parte de la policía, no ha sido posible obtener el sabaneo de su móvil, indispensable en la indagatoria.

“La compañía telefónica ha rechazado ya cinco veces los oficios judiciales para la entrega del documento, porque no llevan las firmas adecuadas, porque no refieren artículos de la ley, porque se giran a instancias incorrectas; he ido a suplicar que me ayuden, porque se trata de la vida de mi hija y nada… Se ha combinado el mal trabajo del MP y la burocracia y desinterés de la telefónica”, afirma doña Rocío Uribe, mamá de Fernanda.

Sin ningún adelanto en las diligencias, en la Policía Ministerial la versión es la misma: “Que mi hija se fue con un hombre porque es bonita y tiene buen físico o porque estaba embarazada, pero siempre les diré que es falso, porque ella era feliz, vivía con sus padres y hermano a la espera de su fiesta de 15 años, una niña feliz no se va de su hogar”.

La senadora del PAN Adriana González Carrillo, quien fue una de las principales promotoras de la aplicación de la Alerta Amber a nivel nacional, asegura que esta respuesta se repite casi en todos los casos…

“Lo común cuando se presenta la denuncia es que las autoridades digan que la menor desapareció porque tenía una relación secreta, un embarazo, una adicción o problemas en casa, pero en la mayoría de los expedientes nos encontramos con chicas que tenían buenas calificaciones, que no se llevaron pertenencias ni tenían dinero y entonces hay elementos para concluir que están en una situación de trata”.

Advierte que estas redes delincuenciales “obligan a las mujeres, principalmente a las niñas robadas, a prostituirse con la amenaza de que si se niegan o si huyen, las asesinarán, a ellas o a sus familiares. Son simples esclavas y por la explotación no reciben dinero”…

De los más de 150 mil niños desaparecidos de 2007 a 2011, según los datos del Senado, el 58 por ciento tienen entre cuatro y 12 años, y casi dos terceras partes son del sexo femenino…

 Extravío: cuando el menor se pierde por descuidos de padres o tutores.

Sustracción: cuando padres o familiares en conflicto se llevan a los niños.

Secuestro o robo: cuando bandas organizadas plagian a los pequeños para pedir rescate o cometer diversos delitos.

Ausencia voluntaria: cuando las víctimas se van de casa por maltrato o abuso sexual de alguno de sus padres o familiares.

Fuente:http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=677990